Entre ellos no se comunican como un ropero sin manzanas o una lata de panes los mejores van de perfil y se comban en el asfalto líquido como esquela de bautizo o nigromantes las batallas pero cada uno de ellos anhela al otro con la boca encendida o el oído vibrante y se tensa la cuerda hasta la frecuencia de la niñez
